En un escrito propio de la logia, RadePa declaraba: “Vayamos a las fronteras, asegurémoslas y una vez encarado el problema técnico dediquemos al ejército a la función social, a los trabajos de vialidad, comunicación, agricultura, construcciones, control aduanero, etc., a fin de desterrar definitivamente el parasitismo haciéndolo un instrumento de beneficio colectivo…conscientes de nuestra misión patriótica, démosle (al ejército) una función técnico-social y productiva”.
En 2008, el presidente boliviano Evo Morales lanzó un plan de Desarrollo Integral Nacional y Acelerado (DINAC) que tenía como máximo objetivo aumentar el PBI nacional al 10% anual. La estrategia fue, entonces, poner al servicio de los campesinos toda la ingeniería de las FF.AA.: ya sea para mejorar semillas, hacer caminos, pozos de agua, represas o conexiones eléctricas, como para colaborar en el trabajo de la tierra, de la siembra, de la cosecha y hasta incluso de la gerencia moderna (productividad, competitividad y búsqueda de mercados locales y externos). Además, los mismos cuarteles tendrían que producir alimentos entrenando en tecnologías de producción a los soldados del país.
Así, con las políticas de Estado promovidas por el gobierno moralista, pareciera que la memoria de la RadePa estuviera siendo limpiada, dándole a las fuerzas armadas el rol por el que ellos tanto lucharon, a pesar de sus fuertes contradicciones. Además hoy en día gran parte de la población boliviana tiene un sentimiento nacionalista muy arraigado a su país, a sus recursos naturales y su cultura por sobre todas las cosas.
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